miércoles, 28 de octubre de 2015

Charles Mingus decinos tu nombre


Naciste Gigante y majestuoso. Y te bastaron 57 años para cambiar el ritmo de la música.

Mulato de piel amarilla, apenas amarilla. Sin ser lo bastante blanco para dejar de pasar por negro, ni lo bastante claro para que te llamen blanco. Te definiste solo como músico.

Pudiste convertir tu ira antirracista en un motor para tu creatividad.

Te peleaste con más de  uno, músicos, compañías discográficas, encargados, gerente, jefes, y hasta con vos mismo.

Solo usaste un arma y casi ganas todas tus peleas. Porque en vez de arma pensaste en amar y tu escudo fue un contrabajo que disparaba contratiempos directo al tímpano desangrando nuevas armonías, para un mundo que nunca quiso cambiar.

Pero te agarraron y lo único que pudiste hacer, fue ser. Ser abogado de tus propias ideologías. Llevaste tu resistencia hasta las últimas instancias, buscaste por todos los medios mantenerte firme, te declaraste menos que un perro, pero te dieron sentencia definitiva.



Viviste lo que quedaba de tu vida en la celda de los legendarios, para que una noche, en víspera de reyes,  la parca  te  invitara a improvisar y naciera un nuevo grande del jazz. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario