miércoles, 28 de octubre de 2015

Charles Mingus decinos tu nombre


Naciste Gigante y majestuoso. Y te bastaron 57 años para cambiar el ritmo de la música.

Mulato de piel amarilla, apenas amarilla. Sin ser lo bastante blanco para dejar de pasar por negro, ni lo bastante claro para que te llamen blanco. Te definiste solo como músico.

Pudiste convertir tu ira antirracista en un motor para tu creatividad.

Te peleaste con más de  uno, músicos, compañías discográficas, encargados, gerente, jefes, y hasta con vos mismo.

Solo usaste un arma y casi ganas todas tus peleas. Porque en vez de arma pensaste en amar y tu escudo fue un contrabajo que disparaba contratiempos directo al tímpano desangrando nuevas armonías, para un mundo que nunca quiso cambiar.

Pero te agarraron y lo único que pudiste hacer, fue ser. Ser abogado de tus propias ideologías. Llevaste tu resistencia hasta las últimas instancias, buscaste por todos los medios mantenerte firme, te declaraste menos que un perro, pero te dieron sentencia definitiva.



Viviste lo que quedaba de tu vida en la celda de los legendarios, para que una noche, en víspera de reyes,  la parca  te  invitara a improvisar y naciera un nuevo grande del jazz. 



martes, 20 de octubre de 2015

Un verano junto a Billie Holiday

Lloraste, gritaste
Y nadie te escuchaba


Tuviste que cantar para que el invierno fuera verano
Y que la cruda escarcha de la mañana se derritiera bajo tus pies


Nunca te creíste mucho
Pero fuiste todo


Solo una sonrisa tuya conquistabas a los más exquisitos
Hacías llorar a los ciegos y  sanaba a los enfermos


Pero como buena doctora, de la única persona que no cuidaste fue de vos misma
Y vagabundeaste por las calles buscando amor y cariño, sabiendo que allí sólo encontrarías odio y rencor

Porque para el dolor del alma no hay medicamentos solo esperanzas

Es hora de caminar las calles de Billie Holiday





martes, 13 de octubre de 2015

Art Blakey y su lucha interminable...

Cuando uno piensa en la música, lo primero que se le viene a la mente es la melodía..

Esa mente la repite cual bucle una y otra vez, hasta que de una manera u otra, cambia el dial sonoro y pasa a ser otra canción la que retumba en el espacio que se ocupa entre las orejas.

Entonces la vida transcurre para muchas personas de melodía en melodía, repetidas hasta el infinito. Seguramente esa vida, es hermosa.

Pero en un inicio, nunca fuimos componiendonos evolutivamente con tan solo una cabeza. Para nada, nos hicimos amigos de nosotros mismos, e integramos nuestro cuerpo en un todo.

Pocas personas son héroes silenciosos de nuestro cuerpo. Pocas personas se animaron a dejar de lado la estatua alzada por una melodía. ya que encontraron, descubrieron que nuestro cuerpo, no repite frases interminables, sino que se mueven al son del ritmo.

Aún así hubo muchas otras personas, que en este conflicto sin armas, sin lugar, pero con espacio, se comulgaron a favor de canciones que los representen, aludiendo que el movimiento carnal solo es de los animales. Nos educaron con este motivo, con el discurso, de que el ritmo y los tiempos solo se marcan con el movimiento del pie.

Usted, fue un héroe, que nos saco de la clasificación banal y esquiva del cuerpo, y nos invito a movernos,  a volver a ser animales.  
Creo un tiempo, para adelantarse al mismo.

Sin esperar un gracias.


El soldado de los tiempos, Art Blakey





martes, 6 de octubre de 2015

John Coltrane y la espera

Atención atención
El próximo tren está llegando.

Y ya está en el andén..... el poeta de lo inefable.

Un tren desolado,
Con un único sentido.

Un vagón para gigantes
Y solo un amor supremo para colmarlo.

Bienvenidos

Solo puedes transportar tus cosas favoritas.
Porque aquí, no hay lugar para el pasado
Ya que lo que está por delante..... es inédito

Esperemos justos al tren de la medianoche, con el pasajero en trance, John Coltrane.