martes, 13 de octubre de 2015

Art Blakey y su lucha interminable...

Cuando uno piensa en la música, lo primero que se le viene a la mente es la melodía..

Esa mente la repite cual bucle una y otra vez, hasta que de una manera u otra, cambia el dial sonoro y pasa a ser otra canción la que retumba en el espacio que se ocupa entre las orejas.

Entonces la vida transcurre para muchas personas de melodía en melodía, repetidas hasta el infinito. Seguramente esa vida, es hermosa.

Pero en un inicio, nunca fuimos componiendonos evolutivamente con tan solo una cabeza. Para nada, nos hicimos amigos de nosotros mismos, e integramos nuestro cuerpo en un todo.

Pocas personas son héroes silenciosos de nuestro cuerpo. Pocas personas se animaron a dejar de lado la estatua alzada por una melodía. ya que encontraron, descubrieron que nuestro cuerpo, no repite frases interminables, sino que se mueven al son del ritmo.

Aún así hubo muchas otras personas, que en este conflicto sin armas, sin lugar, pero con espacio, se comulgaron a favor de canciones que los representen, aludiendo que el movimiento carnal solo es de los animales. Nos educaron con este motivo, con el discurso, de que el ritmo y los tiempos solo se marcan con el movimiento del pie.

Usted, fue un héroe, que nos saco de la clasificación banal y esquiva del cuerpo, y nos invito a movernos,  a volver a ser animales.  
Creo un tiempo, para adelantarse al mismo.

Sin esperar un gracias.


El soldado de los tiempos, Art Blakey





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