miércoles, 9 de septiembre de 2015

Louis Armstrong y La Vida, fieles contrincantes..





El 4 de agosto de 1901 En un bar de New Orleans se sentaron  de un lado de la mesa la vida y del otro, el.

Ella está acompañada de amigos, de secuaces. La ideología, el rencor y el odio.
Amigos de época, esos que después cambian y de los que nunca entendiste porque estuviste cerca.

En el medio de ellos dos, un tablero, un juego. Que para muchos es complicado, pero ella se prepara como uno de los tantos partidos ganables.

Ubicaron las piezas en el tablero y ni siquiera se miraron.
Mientras tanto, del otro lado, el se seca el sudor con  su pañuelo blanco característico, temblando por estar pasando por su primera experiencia.

Pero del otro Ella toma las piezas blancas, las acomoda, acostumbrada a jugar primero, imponerse, e imponer a los peones en el medio del tablero.  A el no le quedaba otra , saber que siempre iba a estar jugando en segundo lugar.

El juego comenzó como si nada pasara alrededor. Los amigos se Miraban sonriendo, sabiendo que este iba a ser uno de los tantos que pasaban del otro lado de la mesa en el café de mitad de cuadra.

Y así arranca esto, que en un principio estaba diseñado para ganar guerras, pero ahora  estaba planificado para obtener almas.

En el medio del asunto el reflexiona, analiza y decide jugársela, no hacer lo esperable, transgredir lo normal.

Articula una estrategia  que solo reyes conocen, y decide efectuar la defensa siciliana, los que la conocen te dicen que es una jugada en la que las fichas blancas mandan al peón del rey tres pasos adelante para mirar lo que hace el contrincante, pero este en cambio responde con otro tipo de salida.

Todo empieza a cambiar.

La vida acostumbrada a tomar el alma de sus contrincantes, queda anonadada, y mira a su amiga, la ideología, quien se encoge de hombros y se retira al baño del bar.

Mientras era ella la que empezaba a transpirar, los minutos se transforman en años. Solo entonces, y poco a poco, las piezas blancas desaparecían del tablero.

De repente, una risa estalla en el hermoso rostro de su enemigo,  tanto que todos se acercaron para ver lo que estaba pasando, los tristes sin alma que ya habían perdido y los ansiosos que estaban por jugar.

El ya sabia que tenía el partido ganado y que solo era cuestión de tiempo.

Tic tac tic tac sonaba el reloj

Jaque mate y rey muerto

La vida pide revancha, decepcionada por su pérdida, una revancha que ella nunca daba. El decidió, salir a la calle con su trompeta , no para ganar un partido, sino para comerse al mundo. Y dejar de jugar en una mesa de bar

Un mundo,
que lo estaba esperando porque sabia que le a había ganado a la vida.  Un mundo ,
que quería sumarse un nuevo adjetivo calificativo.
Un mundo Maravilloso


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