La voz muere cuando la
última oreja deja de escucharla, de imaginársela.
Pero cuando una voz
canta, los tiempos no se miden, no se es ni lento ni rápido, simplemente es.
O
mejor son mil expresiones expresándose.
Con la calidad
suficiente para guiar en las noches a los sonámbulos.
Una voz que besa al
alma. Un canto que mueve los mares.
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