martes, 10 de noviembre de 2015

Ornette Coleman en los cajones y su disco en la eternidad.

La casa está fresca.

La puerta del dormitorio  se abre y las maderas crujen en cada una de las pisadas.
En los cajones, los estantes y las voces, se encuentran los olvidados.
Los olvidados son aquel no tan selecto grupo en el cual melodías, canciones, discos y grupos se encuentran tomando un café esperando que poses sobre ellos tu mirada.

Frescos sahumerios y bolas aplastadas de naftalina
Desempolvaron este disco, de los terribles encuentros en la oscuridad.

Tiempo atrás, sugerentemente había sido reproducido
Pero sus extrañas piezas musicales, hicieron la peor venganza de todas, la venganza del olvido.

Y allí fue a parar. Pero de vez en cuando, un alma piadosa, dentro del mismo ser, intenta salvar aquello que se encuentra destinado a la destrucción.

La pieza continua fría
Pero en el aire suena algo distinto

Las melodías cambiaron, o quizás fue la oreja inaudita del desprecio que dio un paso al costado.

No lo sé
Nunca lo sabré

Pero aquello que sonaba para el destierro,
Hoy vive en la eternidad




No hay comentarios:

Publicar un comentario