miércoles, 26 de agosto de 2015

Jazz y Porque Jazz


Hace un tiempo compre un cuaderno anillado, ese cuaderno que le pones el nombre de cuaderno de ideas.


Y lo tenía en la biblioteca, para los que no saben una biblioteca es un lugar donde pones aquello que ya carece curiosidad intelectual, que se guarda en un estante y que se olvida de la memoria. Por suerte mi biblioteca tiene varios estantes y uno, y tan solo uno es para la lectura frecuente.

Entonces lo abrí y tenía un escrito de hace un año.
Lo había titulado Jazz y ¿porque jazz? Y decía algo así (de la letra intraducible que sigo teniendo).
Es un estilo musical. Un estilo que permite, y simplemente eso.
Es una mezcla sensaciones que nos lleva a lugares primitivos de la civilización. Pero no tan solo eso, sino que levanta cuál fondo de cocción, todo lo primitivo de nosotros mismos.

Y qué es eso? Eso es llorar con un solo y que no te preguntes porque.

Porque el jazz es prestar la oreja, eso que ya nadie presta porque carece de importancia. Este estilo presta mucho para ponerse en prejuicioso, en sabelotodo. Pero es una cuestión de estar. Y me atrevo a decir que esto es lo que hacemos en este espacio, estar.
Y ojalá nos hubieran enseñado de chico a estar, pero en varias ocasiones nos enseñaron a hacer, decir, mover.

Porque en estos tiempos hemos elaborado más herramientas para no estar, para decir presente en la virtualidad.

Pero el Jazz no pasa lista de asistencia.

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