A
pesar que el viento mueve el mundo en torbellinos peligrosos. Siguen siendo los
cuerpos temerosos, los que se unen para confrontar el abismo.
La
construcción de eternos, nos involucra en la búsqueda del recuerdo. Mismísima reunión de miradas.
Como
si fuera poco, la naturaleza alimenta lo feroz de nuestro ser y nos propone
desangrar lo aburrido, al burócrata de almas.
Pero
al mismo tiempo que esa luz se posa sobre nuestro cuerpo desnudo, salvaje y
temeroso, en ese mismo momento nos desvanecemos para decidir quién ser.